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Sobre el contenido de fondo de su artículo, (en la afirmación de la coherencia), lo menos que cabe decir, es que la prepotencia que manifiesta ¡en nombre de la Iglesia Católica!, pienso que es precisamente en estos momentos prenavideños,lo más lejano del mensaje de un humilde Jesús, que nacio en un pesebre, y aportó hermosas reflexiones sobre la necesidad del amor entre "los hombres".
Es verdad que la Iglesia transmite un mensaje eterno y universal, y hace muy bien al recordarlo a los compromisos que implícitamente llevaría a sus seguidores que ejercen de políticos representativos. Pero desde la sabia humildad de la coherencia... ¿No le parece que debia aplicarsela a si mismo como Institución?
Es bien cierto que la fidelidad al evangelio tiene un algo precio, y el excelso ejemplo de vida de todos los Francisco de Asis, (que en el mundo han sido y serán), nos provoca la admiración y el respeto a todos "los humanos de corazón" (compartamos o no la fé católica).
Pero decir que la Iglesia a sufrido dos mil años de marginación, menosprecio... (persecución en definitiva) por defender la búsqueda del bien, es sencillamente... "olvidar el poder terrenal que ha tenido a traves de la Historia de la Humanidad.
La conciencia de los errores que en el pasado cometemos, nos aporta la dignidad que desde nuestra culpa nos impide arrojar piedras ¡injusta o indebidamente!, como muy bien nos enseñó un humanizador.
Hoy, ¡más que nunca!, (o tal vez tanto como siempre), necesitamos que nos lo recuerden y aporten, el contenido de la templada reflexión del mensaje de amor y convivencia, ¡que no nació de ningún Palacio o Catedral de su época!, sino en en "la magna grandeza de un pesebre de amor".
Un ejemplo semejante, mucho nos puede y debe hacer pensar y reflexionar a todos "los hombres", (de todas las fés y creencias que estamos compartiendo planeta), para afrontar el incierto futuro de un mundo donde en muchos aspectos parecemos deshumanizarnos.
Por eso, la arrogancia y prepotencia que simbólicamente representan los palacios, nos dejó bien claro naciendo, que son el mayor obstáculo... A partir de ahí... algo obligaría a meditar a la Iglesia Católica de su coherencia al respecto, ¿No le parece?
Un abrazo, y feliz navidad.
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